viernes, 17 de mayo de 2013

L'HOMME DE RIO (El Hombre de Río)

L'HOMME DE RIO

EL HOMBRE DE RIO (1964) Dir.: Philippe de Broca



El soldado francés Adrien Dufourquet está a punto de pasar una semana de permiso más ajetreada de lo esperable. Mientras se dirige a París para visitar a su novia, se produce el robo de una estatuilla de origen amazónico en el Museo del Hombre de la capital. Los ladrones se llevan, además, al profesor Chatillón, miembro de la expedición que halló el objeto, y a su novia. Cuando Adrien aterriza en París tiene que seguir el rastro de los secuestradores hasta Río, Brasilia y el corazón del Amazonas. (FILMAFFINITY)

De Broca y Belmondo resultaron una pareja cinematográfica casi tan buena como Laurel y Hardy o Abbot y Costello. 


Juntos nos llevaron de la mano a mil y una aventuras, a cual mas demencial y a cual mas divertida y emocionante, desde la maravillosa y sentimental "CARTOUCHE" hasta la fantasiosa "COMO DESTRUIR AL MAS FAMOSO AGENTE SECRETO DEL MUNDO", sin olvidarnos, por supuesto, de la adaptación de Verne: "LAS TRIBULACIONES DE UN CHINO EN LA CHINA" en donde Jean Rochefort robaba la película en cuanto aparecía. Pero fue este HOMBRE DE RÍO el que marcó un antes y un después en la carrera del ídolo de la "nouvelle vague": Jean Paul Belmondo. 


Se divirtió tanto con esta película, que se acomodó en este tipo de films, intrascendentes, pero imprescindibles para entender lo que es el buen cine comercial, sin cortarse un pelo, yendo a saco, sin falsas coartadas intelectuales, el divertimento por el divertimento, o como diría Lelouch: La Aventura es la Aventura. 

Y aquí tenemos acción, suspense, muchísimo humor, ironía y espectáculo para todos los gustos. Aventuras urbanas, historia de ambición y búsqueda de un tesoro... todo esto es EL HOMBRE DE RIO. Y Belmondo paseando su simpatía por la selva amazónica, las calles de Río y las chavelas con sus niños y su samba. 



A su lado una FRANÇOISE DORLEAC de la que era imposible no enamorarse y pensar que uno haría lo mismo que Belmondo yndose al fin del mundo para rescatarla. Jean Servais, Adolfo Celi y Roger Dumas son las figuras que acompañan a nuestro amigo en esta aventura cinematográfica que rompió taquillas en su día. 


Recuerdo ahora un film de Bertrand Blier llamada "LOS ACTORES", en la que Belmondo (interpretándose a si mismo) es torturado por críticos furiosos que no le perdonan haber traicionado a la "nouvelle vague" con películas tan comerciales... y él, muerto de risa, recibiendo una monumental paliza y diciendo..."¿y lo que nos hemos divertido?"...

Amigo Belmondo, aquí un rendido admirador suyo, que pasó su adolescencia pensando que si un tipo tan "feo" como usted triunfaba tanto con las señoras como en el cine, siempre había una esperanza para todos nosotros.

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