viernes, 16 de mayo de 2014

EL PRESIDENTE (1961)

EL PRESIDENTE

 (Le président) 1961 
Dir.: HENRI VERNEUIL


Se trata de una historia de tintes políticos que tiene lugar cuando Émile Beaufort, un antiguo primer ministro de Francia, retirado en una villa, se dispone a escribir sus memorias. Cuando estalla en el Elíseo una crisis de gobierno y se nombra como primer ministro a uno de sus rivales políticos, Beaufort decide regresar al primer plano de la escena política. (FILMAFFINITY)

De nuevo vuelvo a reivindicar el nombre denostado de Henri Verneuil, un director de los llamados artesanos de forma despectiva. Sin embargo sostengo sin miedo a posibles represalias intelectuales a definirlo como un autentico “auteur”, un cineasta y guionista con un discurso propio y bien definido, quizás debido a sus orígenes armenios y su consiguiente éxodo familiar. Para mi alguien que ha dirigido al menos tres obras cinematográficas imprescindibles entra de lleno en el cielo de los grandes “maestros”, aunque no sean conocidos ni valorados como los Welles, Renoirs, Mizoguchis, Truffaut y demás maravillosos autores. 
Y Verneuil, siempre desde mi humilde punto de vista tiene al menos estas tres: “GRAN JUGADA EN LA COSTA AZUL”,”UN MONO EN INVIERNO”, “FIN DE SEMANA EN DUNKERQUE”…y sobretodo la que hoy comento: “EL PRESIDENTE”. Y para no dejar nada en el tintero aclaro que tiene alguna obra semi-maestra como “EL CLAN DE LOS SICILIANOS” o “LA HORA 25”,y naturalmente, como todos los considerados excelsos autores, bastante obra menor, pero no exenta de ciertos valores cinematográficos.



EL PRESIDENTE debería volverse a estrenar hoy en día en todos los cines del mundo para entender lo que en política estamos viviendo hoy en propia carne. El magnífico JEAN GABIN interpreta a un político honrado, rodeado de una jauría de lobos financieros que quieren quedarse con todo lo que puedan del ciudadano de a pie. El argumento es sólido, y el guión no se anda por las ramas, al igual que el personaje protagonista. Quizás la obra realizada en el 1961 se adelantó a su época. Aún que fue un gran éxito de público en Francia y aquí fue vista con cierto cariño, sobre todo por los que perdieron una guerra y vieron en este Presidente al que hubieran querido tener en su día. Sin falsos sentimentalismos, ni historias amorosas que pudieran lastrar su línea argumental, el film explota en el contundente discurso que Gabin realiza en el Parlamento francés ante sus contrincantes. 

Un final decididamente valiente, aunque previsible, no lastra una realización absolutamente elegante, funcional y solvente, al igual que las interpretaciones de todos los actores, con Gabin al frente y con un extraordinario BERNARD BLIER como segundo de a bordo que no le va a la zaga al viejo actor. 

BLIER, padre por cierto del director BERTRAND BLIER (“Los rompepelotas”), fue siempre ese secundario de lujo que los franceses valoran casi tanto como a sus protagonistas. Inolvidable en el film de Germi/Monicelli: “AMICI MIEI” como el bobalicón al que los grandes amigos dirigen constantemente sus bromas y puyas. Grande BLIER, otro actor a reivindicar.

De visión obligada y película altamente recomendable como todas las citadas de Verneuil, un autor que tuvo la mala suerte de no estar en las barricadas del Mayo francés y hacer un cine comercial para todos los públicos.



PARA VERLA, AUNQUE SEA EN VERSIÓN FRANCESA:

https://www.youtube.com/watch?v=jnrRmLauZfY

EL CEBO (1958)

EL CEBO

(1958)
Dir.: LADISLAO VAJDA


Una niña aparece asesinada en el bosque de un pequeño pueblo suizo. Inmediatamente las sospechas recaen sobre el viejo vendedor ambulante que encontró el cadáver. Únicamente el comisario Matei duda de su culpabilidad, pero se acaba de retirar y deja el caso en manos de un compañero. Mientras tanto, el anciano, incapaz de resistir la situación, se suicida en su celda. Ya en el aeropuerto, a punto de coger un avión, el comisario Matei repara en algunos detalles contados por los niños de la escuela y decide aplazar su viaje para empezar a investigar por su cuenta. (FILMAFFINITY)


Nacido con el nombre de László Vajda Weisz, fue hijo del popular actor, director y escenógrafo Ladislaus Vajda. Comenzó su carrera como guionista en el cine mudo austriaco y alemán trabajando como montador en los años 30 junto a nombres como los de Billy Wilder o Henry Koster. En tiempos de la Segunda Guerra Mundial huye primero a París pasando luego a Italia donde dirige dos largometrajes. La prohibición por Mussolini del segundo de ellos, Giuliano de' Medici (en español Conjura en Florencia) (1941), con la gran Conchita Montenegro, motiva que se traslade a España, donde se asienta.
Sin duda, fueron los años 50 los de su mayor esplendor artístico. En las películas de esta etapa podemos observar la clara influencia del realizador alemán Fritz Lang sobre todo en sus sugerentes atmósferas, su gran nervio narrativo y una estética derivada del expresionismo alemán que nunca abandonó. Los principales títulos de esta época son: Carne de horca (1953), con Pepe Isbert; Marcelino pan y vino (1955) y Mi tío Jacinto (1956) con Pablito Calvo; Tarde de toros (1956) y Un ángel pasó por Brooklyn (1957), filme igualmente pensado para el lucimiento de Pablito Calvo, el cual contó con Pepe Isbert y el astro internacional Peter Ustinov.

La mayoría de la filmografía de Vajda gozó de un gran favor popular y de crítica: Marcelino pan y vino y Mi tío Jacinto consiguieron premios en el Festival de Cannes y el Festival de Berlín; Tarde de toros fue nominada a la Palma de Oro y El cebo al Oso de Berlín.
Durante los años 60, Vajda realizó varias obras menores en Alemania y España. Falleció en Barcelona en 1965 mientras rodaba La dama de Beirut, protagonizada por Sara Montiel.
Uno de los títulos más destacados de Vajda es El cebo (1958), un thriller sobre un asesino en serie de niñas coproducido entre España, Alemania y Suiza y basado en una adaptación de la novela del suizo Friedrich Dürrenmatt, quien además firmó el guion del filme. Años después el autor suizo editaría ese guion en forma de novela bajo el título de La promesa (1958). De la misma historia se han llegado a rodar hasta tres versiones más, siendo la más reciente El juramento (2001) dirigida por Sean Penn y protagonizada por Jack Nicholson. Aunque sinceramente esta última versión hace aguas por todos sitios, más si la comparamos con la primera, o sea la de Vajda.
Un titulo no solo a reivindicar como uno de los más importantes del cine español (a pesar de estar co-producida por Alemania y Suiza) a la altura de EL VERDUGO o CALLE MAYOR.
Es impresionante pensar que aún hoy muy pocos de los llamados cinéfilos conocen esta obra maestra de la cinematografía mundial, a pesar de que incluso se puede visionar entera a través de “you tube”. Sin duda los nombres de sus protagonistas no les llama la atención, a pesar de que HEINZ RUHMAN fue un rostro familiar en nuestras pantallas en las décadas 50 y 60, con un importante éxito a sus espaldas: “EL CAPITAN KOPENICK (de absoluta visión obligada también). 
O del que debería ser mucho más conocido: GERT FROBE, el sin par GOLDFINGER de James Bond. 


Mención aparte merece la aparición del grandísimo MICHEL SIMÓN, una autentica institución del cine francés en un breve pero impresionante personaje.

He ahí algunas opiniones extraídas de la web Filmaffinity que nos puedan dar una visión más general de la importancia del film en cuestión:

“Posiblemente, acababa de visionar el mejor thriller de la historia del cine patrio. Una historia muy bien contada que me atrapó a los cinco minutos y que me obligó a pellizcarme los brazos durante todo el metraje. ¿Seguro que es española? ¿Se habrán equivocado los gerifaltes de la página al colocarle la banderita rojigualda junto al título? ¿Dónde se esconde el dramón, la risa tonta, el ramalazo folklórico, el espíritu cañí...? Mi única referencia sólida, Ladislao Vajda (el de “Marcelino, pan y vino”), no era demasiado esperanzadora, pero muy pronto mis prejuicios iniciales se fueron a tomar por saco. Me encontraba ante un macabro cuento que, lejos de adornarse y pugnar por parecer relevante, se limitaba a narrar con insólito pragmatismo y encomiable agilidad la búsqueda de un sanguinario asesino de niños. Una logradísima combinación entre “Caperucita y el lobo” y “M, el vampiro de Düsseldorf” que me encandiló mucho más que esta última (sí, lo sé: he blasfemado) y que, pese a una leve pérdida de intensidad en su tercio final, logró contagiarme ese clima de angustia y desasosiego tan genuinamente hitchcockiano. Me sorprende, en cualquier caso, la escasísima repercusión que ha tenido un film como “El cebo” a lo largo de su más de medio siglo de existencia. Y es que resulta chocante que se sepa tan poco de esta peli. No he indagado al respecto, la verdad, pero me imagino que su localización y su reparto (eminentemente helvético) no invitaban precisamente a que las autoridades del régimen la promocionaran a bombo y platillo... ¿me equivoco?” TAYLOR (Terrasa)
“Teniendo en cuenta la potencia del cine norteamericano y dejando totalmente clara mi postura sobre el mismo, que no es otra que de admiración y respeto, estoy prácticamente seguro de que si la película que en esta crítica se da cita, "El cebo", hubiese sido una producción de los Estados Unidos, aparecería en más de una lista de esos clásicos que nadie debe perderse antes de morir. Porque está hecha con un estilo visual impecable, cuenta con una transición de escenas sobre las que según van avanzando los minutos, el interés sobre el argumento se ve aumentado. Porque su reparto hace unas interpretaciones bastante buenas y la sorpresa entre los personajes está asegurada garantizando al espectador una película elegante, agradable y con la tensión necesaria, y cuenta con múltiples peculiaridades que son las encargadas de culminar un ejercicio cinematográfico notable que en mi opinión si no llega a la excelencia es por un liviano y previsible tramo final que sin embargo es el idóneo para la trama. Pero la película es española y de un tal Ladislao Vajda (Marcelino, pan y vino, Un ángel pasó por Brooklyn), un realizador enterrado tanto dentro como fuera de las fronteras españolas y al cual, de manera injusta, no se le ha brindado el reconocimiento que se merece por la calidad de las obras que componen parte de su filmografía.” SANDRO FIORITO (Madrid)

“Debe ser de los primeros psycho-thrillers modernos del cine. Vamos, que no tiene nada que envidiar a "El silencio de los corderos", "Seven" y esos éxitos de hoy en día.” GILBERT (Barcelona)
“Buen film de intriga policiaco, mezcla alemán/español, que sigue perfectamente las reglas del género, consiguiendo desde el principio mantenernos enganchaditos, no sólo por la historia, que a veces recuerda a Frankenstein y su margarita, si no por los personajes, seductores, para bien o para mal, y su devenir en la misma. Pero también hay que mencionar a su director, infravalorado, excluido y sin reconocimiento, que utiliza con buen artificio la cámara, haciéndola más tentadora si cabe”. RANXOMARE (Mojácar)
“Un clásico del cine español a redescubrir, precisamente por su singularidad. Poco conocida, trata el caso de un asesino de niñas en serie y su investigación policial en los cantones suizos. Coproducida entre España, Alemania y Suiza, se basa en una adaptación de la novela del suizo Friedrich Dürrenmatt, quien además firmó el guión del film. Podría considerarse como uno de los escasos ejemplos de cine negro español. Me ha parecido que por su singularidad, por la época en que está realizada, por su austeridad, y por supuesto por la habilidad con que está rodada, resulta poco menos que brillante. La película es modélica en cuanto a su dirección. Tiene una primera parte, donde presenta los hechos y la investigación policial espléndida, llena de ritmo, con una puesta en escena sobria pero contundente, en donde está todo muy medido, en un ejemplo de concisión narrativa y excelente utilización de economía de medios. Su austeridad no le impide crear un clima de intranquilidad en la población, logrando un efecto de suspense y desasosiego. La música de Bruno Canfora contribuye a fomentar esta incertidumbre y tensión, aunque en algún momento puede resultar estridente.” GABRIEL (Almería)

Visto lo visto y leído lo leído. No queda más remedio que volver a visionar de nuevo esta maravillosa película del genial Vajda, del cual, sin duda, hablaremos en más ocasiones para descubrir films que en su día pasaron desapercibidos o que el tiempo los ha ido ocultando gracias a unos “estudiosos” críticos cinematográficos que odian todo aquello que pueda sonar a comercial.


Aquí está el enlace para que ustedes disfruten de EL CEBO, si es que aún no la han visto.