EL CEBO
(1958)
Dir.: LADISLAO VAJDA
Una niña aparece asesinada en el bosque de un pequeño pueblo suizo. Inmediatamente las sospechas recaen sobre el viejo vendedor ambulante que encontró el cadáver. Únicamente el comisario Matei duda de su culpabilidad, pero se acaba de retirar y deja el caso en manos de un compañero. Mientras tanto, el anciano, incapaz de resistir la situación, se suicida en su celda. Ya en el aeropuerto, a punto de coger un avión, el comisario Matei repara en algunos detalles contados por los niños de la escuela y decide aplazar su viaje para empezar a investigar por su cuenta. (FILMAFFINITY)
Nacido con el nombre de László Vajda Weisz, fue hijo del
popular actor, director y escenógrafo Ladislaus Vajda. Comenzó su carrera como
guionista en el cine mudo austriaco y alemán trabajando como montador en los
años 30 junto a nombres como los de Billy Wilder o Henry Koster. En tiempos de la Segunda Guerra Mundial huye primero a París pasando luego a
Italia donde dirige dos largometrajes. La prohibición por Mussolini del segundo
de ellos, Giuliano de' Medici (en español Conjura en
Florencia) (1941), con la gran Conchita Montenegro,
motiva que se traslade a España, donde se asienta.
Sin duda, fueron los años 50 los de su mayor esplendor
artístico. En las películas de esta etapa podemos observar la clara influencia
del realizador alemán Fritz Lang sobre
todo en sus sugerentes atmósferas, su gran nervio narrativo y una estética
derivada del expresionismo alemán que nunca abandonó. Los principales
títulos de esta época son: Carne de horca (1953), con Pepe Isbert; Marcelino pan y vino (1955) y Mi tío Jacinto (1956)
con Pablito Calvo; Tarde de toros (1956) y Un ángel pasó
por Brooklyn (1957),
filme igualmente pensado para el lucimiento de Pablito Calvo, el cual contó con Pepe Isbert y el
astro internacional Peter Ustinov.
La mayoría de la filmografía de Vajda gozó de un gran
favor popular y de crítica: Marcelino
pan y vino y Mi tío Jacinto consiguieron premios en el Festival de Cannes y el Festival de Berlín; Tarde de toros fue nominada a la Palma de Oro y El cebo al Oso de Berlín.
Durante los años 60, Vajda realizó varias obras menores en Alemania y
España. Falleció en Barcelona en 1965 mientras rodaba La dama de Beirut, protagonizada por Sara Montiel.
Uno de los títulos más destacados de Vajda es El cebo
(1958), un thriller sobre un asesino en serie de niñas coproducido entre
España, Alemania y Suiza y basado en una adaptación de la novela del suizo
Friedrich Dürrenmatt, quien además firmó el guion del filme. Años después el
autor suizo editaría ese guion en forma de novela bajo el título de La promesa
(1958). De la misma historia se han llegado a rodar hasta tres versiones más, siendo
la más reciente El juramento (2001) dirigida por Sean Penn y protagonizada por
Jack Nicholson. Aunque sinceramente esta última versión hace aguas por todos
sitios, más si la comparamos con la primera, o sea la de Vajda.
Un titulo no solo a reivindicar como uno de los más
importantes del cine español (a pesar de estar co-producida por Alemania y Suiza)
a la altura de EL VERDUGO o CALLE MAYOR.
Es impresionante pensar que aún hoy muy pocos de los
llamados cinéfilos conocen esta obra maestra de la cinematografía mundial, a
pesar de que incluso se puede visionar entera a través de “you tube”. Sin duda
los nombres de sus protagonistas no les llama la atención, a pesar de que HEINZ
RUHMAN fue un rostro familiar en nuestras pantallas en las décadas 50 y 60, con
un importante éxito a sus espaldas: “EL CAPITAN KOPENICK (de absoluta visión obligada
también).
Mención aparte merece la aparición del grandísimo MICHEL SIMÓN, una autentica institución del cine francés en un breve pero impresionante personaje.
He ahí algunas opiniones extraídas de la web Filmaffinity
que nos puedan dar una visión más general de la importancia del film en
cuestión:
“Posiblemente, acababa de visionar el mejor thriller de
la historia del cine patrio. Una historia muy bien contada que me atrapó a los
cinco minutos y que me obligó a pellizcarme los brazos durante todo el metraje.
¿Seguro que es española? ¿Se habrán equivocado los gerifaltes de la página al
colocarle la banderita rojigualda junto al título? ¿Dónde se esconde el dramón,
la risa tonta, el ramalazo folklórico, el espíritu cañí...? Mi única referencia
sólida, Ladislao Vajda (el de “Marcelino, pan y vino”), no era demasiado
esperanzadora, pero muy pronto mis prejuicios iniciales se fueron a tomar por
saco. Me encontraba ante un macabro cuento que, lejos de adornarse y pugnar por
parecer relevante, se limitaba a narrar con insólito pragmatismo y encomiable
agilidad la búsqueda de un sanguinario asesino de niños. Una logradísima
combinación entre “Caperucita y el lobo” y “M, el vampiro de Düsseldorf” que me
encandiló mucho más que esta última (sí, lo sé: he blasfemado) y que, pese a
una leve pérdida de intensidad en su tercio final, logró contagiarme ese clima
de angustia y desasosiego tan genuinamente hitchcockiano. Me sorprende, en
cualquier caso, la escasísima repercusión que ha tenido un film como “El cebo”
a lo largo de su más de medio siglo de existencia. Y es que resulta chocante
que se sepa tan poco de esta peli. No he indagado al respecto, la verdad, pero
me imagino que su localización y su reparto (eminentemente helvético) no invitaban
precisamente a que las autoridades del régimen la promocionaran a bombo y
platillo... ¿me equivoco?” TAYLOR (Terrasa)
“Teniendo en cuenta la potencia del cine norteamericano y
dejando totalmente clara mi postura sobre el mismo, que no es otra que de
admiración y respeto, estoy prácticamente seguro de que si la película que en
esta crítica se da cita, "El cebo", hubiese sido una producción de
los Estados Unidos, aparecería en más de una lista de esos clásicos que nadie
debe perderse antes de morir. Porque está hecha con un estilo visual impecable,
cuenta con una transición de escenas sobre las que según van avanzando los
minutos, el interés sobre el argumento se ve aumentado. Porque su reparto hace
unas interpretaciones bastante buenas y la sorpresa entre los personajes está
asegurada garantizando al espectador una película elegante, agradable y con la
tensión necesaria, y cuenta con múltiples peculiaridades que son las encargadas
de culminar un ejercicio cinematográfico notable que en mi opinión si no llega
a la excelencia es por un liviano y previsible tramo final que sin embargo es
el idóneo para la trama. Pero la película es española y de un tal Ladislao Vajda
(Marcelino, pan y vino, Un ángel pasó por Brooklyn), un realizador enterrado
tanto dentro como fuera de las fronteras españolas y al cual, de manera
injusta, no se le ha brindado el reconocimiento que se merece por la calidad de
las obras que componen parte de su filmografía.” SANDRO FIORITO (Madrid)
“Debe ser de los primeros psycho-thrillers modernos del
cine. Vamos, que no tiene nada que envidiar a "El silencio de los
corderos", "Seven" y esos éxitos de hoy en día.” GILBERT
(Barcelona)
“Buen film de intriga policiaco, mezcla alemán/español,
que sigue perfectamente las reglas del género, consiguiendo desde el principio
mantenernos enganchaditos, no sólo por la historia, que a veces recuerda a
Frankenstein y su margarita, si no por los personajes, seductores, para bien o
para mal, y su devenir en la misma. Pero también hay que mencionar a su
director, infravalorado, excluido y sin reconocimiento, que utiliza con buen
artificio la cámara, haciéndola más tentadora si cabe”. RANXOMARE (Mojácar)
“Un clásico del cine español a redescubrir, precisamente
por su singularidad. Poco conocida, trata el caso de un asesino de niñas en
serie y su investigación policial en los cantones suizos. Coproducida entre
España, Alemania y Suiza, se basa en una adaptación de la novela del suizo
Friedrich Dürrenmatt, quien además firmó el guión del film. Podría considerarse
como uno de los escasos ejemplos de cine negro español. Me ha parecido que por
su singularidad, por la época en que está realizada, por su austeridad, y por
supuesto por la habilidad con que está rodada, resulta poco menos que
brillante. La película es modélica en cuanto a su dirección. Tiene una primera
parte, donde presenta los hechos y la investigación policial espléndida, llena
de ritmo, con una puesta en escena sobria pero contundente, en donde está todo
muy medido, en un ejemplo de concisión narrativa y excelente utilización de
economía de medios. Su austeridad no le impide crear un clima de intranquilidad
en la población, logrando un efecto de suspense y desasosiego. La música de Bruno
Canfora contribuye a fomentar esta incertidumbre y tensión, aunque en algún
momento puede resultar estridente.” GABRIEL (Almería)
Visto lo visto y leído lo leído. No queda más remedio que
volver a visionar de nuevo esta maravillosa película del genial Vajda, del
cual, sin duda, hablaremos en más ocasiones para descubrir films que en su día
pasaron desapercibidos o que el tiempo los ha ido ocultando gracias a unos “estudiosos”
críticos cinematográficos que odian todo aquello que pueda sonar a comercial.
Aquí está el enlace para que ustedes disfruten de EL
CEBO, si es que aún no la han visto.
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